El mejor trabajo del mundo
- 19 jun 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 19 jul 2021
¨Durante los últimos veinte años me dediqué a escribir crónicas de viajes en diarios y revistas. Viajaba por el mundo y volvía con historias. Formaba parte del turismo, un negocio millonario en millones de personas y de dólares. De Mongolia a Vietnam y de Dinamarca a Laos, conozco más de sesenta países. Escribía para entusiasmar a otros a salir a andar. Me pagaban por viajar adonde otros pagaban para ir. Tuve el mejor trabajo del mundo. Tuve. Uso el pasado porque la base del cronista de viajes es estar ahí y eso hoy no es posible, con la pandemia el mundo volvió a ser tan lejano como cuando no existían los aviones. Igual que Ícaro, el turismo cayó desde lo más alto. Probablemente también se recupere del Covid-19, pero sin lugar a dudas será distinto¨, la que habla es Carolina Reymúndez, periodista especializada en viajes, que escribe en forma freelance en reconocidos diarios y revistas de nuestro país y el extranjero, tiene hace 13 un blog de viajes y desde hace unos meses con Fernanda Lago @.mecopenhague están incursionando en el mundo de los de los podcasts: -Viajalavoz- en dónde activan la memoria de los viajes y la imaginación.
Carolina Reymúdez, nos cuenta sus comienzos y sus próximos proyectos
¿De dónde surge tu afición por los viajes, había alguien en tu familia que era muy viajera o simplemente sos vos la que siempre tuvo este interés por viajar?
Tengo padres viajeros que me mostraron el viaje como un recurso de imaginación y una fuente de belleza natural y humana. De chica viajamos mucho en auto, vi pasar miles de paisajes por la ventanilla. También son padres bastante comunicativos con el desconocido, el Otro, entonces los viajes incluían una colección de personajes, desde vendedores de alfombras hasta dueñas de pensiones. Fue natural: antes de terminar la carrera de Ciencias de la Comunicación uní el gusto por viajar con mi profesión, y me especialicé en periodismo de viajes. Cuando escribí los primeros artículos apenas surgían los suplementos de Turismo. Era una sección del diario en la que nadie quería estar. Después fue una de las más codiciadas y hoy, dejó de existir en la mayoría de los diarios.
¿Qué viajes que hiciste con tu familia, amigas, novio y sola, recordás de forma especial?
Siguiendo con los viajes de chica, recuerdo una vez que fuimos a Inglaterra y a Escocia. Habíamos alquilado un auto y recorríamos los países de pueblo en pueblo, casi como un circo. Viajábamos con mi abuela que era regordeta, de 80 años y llevaba un tapado animal print. Ella sola ocupaba medio asiento de atrás, y nosotros, los tres hermanos, nos apretábamos culo con culo para poder entrar. Nunca reservábamos hotel, era casi mala palabra en la familia. Había que buscarlo y mejor si era barato. A veces era difícil conseguir uno, llegábamos a bajar diez veces para preguntar si había cuarto y cuánto costaba.
Esa vez, en Escocia, dormimos en un pub con posada en el piso de arriba (inn) y escaleras que suenan de tan viejas. Recuerdo que después de desensillar en el cuarto bajamos al pub con mi hermana, tendríamos catorce y quince años. Creo que fuimos a pedir agua caliente, y en el camino conocimos a una pareja que tendría cincuentipico y nos pusimos a conversar y les contamos que veníamos de Argentina. Hacía poco de la Guerra de Malvinas y ellos, que estarían en contra de la Tatcher o les parecimos exóticas, no sé, nos invitaron a almorzar en su campo al día siguiente. Le fuimos a preguntar a nuestros padres y bajaron al pub y confirmaron que la invitación era para los seis. Abuela incluida. Al día siguiente compramos una caja de bombones y fuimos a la farm de esta gente que lamentablemente no tenemos el nombre. Estará anotado en algún lado, pero ese lado todavía no aparece. El clima durante esta anécdota era helado, de nieve. Muchísimo frío y cielos blancos. Toda la introducción es para contar lo que sigue. En un momento, la mujer muy rubia y con jeans gastados –creemos que se llamaba July– me llevó a conocer el establo que tenía varios boxes y delicioso olor a cuero. ¡Hasta había calefacción! ¿Me preguntó si sabía andar a caballo? Le respondí que sí y dijo ¡Let’s go! y nos fuimos a cabalgar por las colinas cubiertas de nieve. Recuerdo esa cabalgata como un momento de extrema libertad y placer. Una de las primeras incursiones en el paisaje por mí misma. Si tuviera que elegir diez recuerdos de viaje, este sería uno.
¿Cómo surge tu especialización en periodismo de viajes, te acordás la primera crónica o nota que escribiste y para que revista la hiciste?
Sí, me acuerdo. Había vuelto de un viaje de mochilera al Amazonas con mi hermano, y un compañero de la facultad, que trabajaba en el diario La Nación, me dijo: Vos tendrías que escribir en el suplemento de Turismo. Me contactó con el jefe y tuve una entrevista en una sala amplia en el viejo edificio de Bouchard. En un momento, el tipo me pidió que le mandara un sumario. Yo le dije: Te lo puedo decir ahora. Entonces le hice un sumario cantado del último viaje por América Latina. De esa reunión salió la primera nota, que fue de Iquitos, en el amazonas peruano.
¿Te definís como turista o viajera?
Creo que todos podemos ser turistas o viajeros en distintos momentos. Pienso que no son bandos, que cada uno viaja como puede y que lo importante es la mirada.
¿Cuántos países conoces y cuál o cuáles te gustan más?
Tendría que volver a sumarlos para confirmarlo, pero entre 59 y 60. El año pasado incorporé República Dominicana.
Siempre encuentro belleza en el lugar al que viajé, todos me gustan más.
¿La forma de viajar ha cambiado en los últimos años?
Es muy amplia la pregunta, pero sí, claro que cambió. Como te contaba, en mis viajes de chica y también cuando viajé con mochila por América y Asia, nunca reservé hotel. Ahora sería raro y complicado, incluso más caro, viajar sin reserva, ¿no? También creo que antes, hasta hace mucho, se hacían más contactos con desconocidos. Hoy todo está en una app o en el mapa del celular. O vamos a la casa de un amigo. Es más difícil salir del círculo de lo conocido. Podés viajar casi sin hablar con otros. En mi caso no funciona, soy capaz de perderme solo para preguntar el camino de vuelta.
¿Cómo ves el futuro del turismo después de la Pandemia?
Es un momento incierto. Difícil predecir el comportamiento de la industria turística después de la pandemia. Lo que sí te puedo decir es que genera uno de cada diez trabajos en el mundo. Y que hasta ahora se recuperó de todas las crisis, atentados y catástrofes naturales. Probablemente volveremos a viajar con más controles y extensos protocolos de seguridad.
¿En qué proyectos estas trabajando actualmente? Notas, libros, talleres, podcast...
Mi último libro Verás cosas extraordinarias publicado por @periplo reúne relatos breves situados en distintas partes del mundo, recetas de cocina escritas y probadas por @tita.retiro e ilustraciones hermosas de @marquitosfarina Quisimos hacer cada capítulo como el dim sum de la cocina china: un bocadito de felicidad
Como novedad acaba de publicar un libro sobre un tema que le apasiona: caminar... ¨Siempre caminé, y para escribirlo también leí sobre caminar, miré películas y caminé junto a un hombre que está caminando a Alaska¨. Es un libro de no ficción y hacerlo le llevó más de cuatro millones de pasos...
También dentro sus proyectos le gustaría coordinar otro taller de crónicas de viajes. Además, con Fernanda Lago @mecopenhague está incursionando en el mundo de los podcast: Afinando la voz para seguir hablando de viajes...










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